La palabra mikve en ivrit hace alusión a la reunión, en este caso de aguas. Como espacio físico es una especie de pequeña pileta construída bajo determinados requisitos y que se llena con aguas naturales provenientes de lluvias, manantiales o ríos. Como práctica ritual la mikve es el tiempo en el que nos dedicamos a conectarnos con lo espiritual, con lo sagrado, despojándonos de todo lo material, sumergiéndonos en un nuevo renacer y pronunciando brajot. Si bien hay momentos determinados para realizar inmersión en la mikve, principalmente en la mujer antes de su jupá y luego de su período y para cualquier persona como culminación del proceso de conversión al judaísmo, también existen etapas de la vida que implican un cambio de status. Atravesar por estas situaciones abrazados por las aguas de la mikve puede reconectarnos con nuestra esencia y prepararnos para la nueva transformación.